martes, 24 de noviembre de 2009

Si fuese budista, me haría feliz creer que esos dos tocinos llevan las almas de Reagan y el otro, que también ha muerto. Ahí los tienes, expiando sus abyectos pecados ecológicos, condenados a vivir entre su propia mierda, y en un agujero que antaño fue una magnífica piscina de un jardín lleno de árboles y flores. Carísima metáfora de una muy patente realidad.

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