Al principio del siglo XI y tras la toma de Huesca a la taifa musulmana de Saraqusta por parte de Pedro I, su hermano y sucesor Alfonso I mandó construir este templo dedicado a San Miguel, en pleno auge y expansión del Reino de Aragón, paralelo al de este estilo de construcciones, seguramente importado por algunas de las cuadrillas de maestros lombardos que recorrían Europa vendiendo su arte, su saber y su energía a los nuevos y ricos reinos cristianos, surgidos tras la reforma gregoriana de la iglesia de Hildebrando.
Muchos aspectos de esta obra recuerdan a la construcción Santa Cruz de la Serós.
La puerta de acceso a la Torre del campanario.
Una imagen del aspecto que ofrecía esta mañana el alto de Monrepos; un regalo visual de la naturaleza que esa persona y yo nos apresuramos a capturar. La pena fue que el cielo estaba muy encapotado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario