Cuando se construyó el embalse de Búbal en el Valle de Tena durante los años sesenta, este pueblo fue expropiado, luego abandonado. En los años noventa los hijos del pueblo y sus descendientes constituyeron una asociación, para reivindicar la recuperación de la memoria de sus antepasados. Confederación Hidrográfica del Ebro accedió a la petición, y el pueblo fue revertido a sus vecinos. Ahora están tratando de recuperar su antiguo esplendor.
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