La torre de la catedral, viejo vestigio del dominio musulmán de los siglos X y XI cuando la Cora o Distrito de la Barbitaniya pertenecía a la Marca Superior del califato de los Omeyas en Córdoba, y tras la disolución de éste a la Taifa de Saraqusta. Sobre la vieja mezquita se construyó la catedral, tras la toma de la ciudad por las tropas aragonesas de Pedro I. El viejo minarete se sigue viendo desde todas las huertas que rodean la ciudad; dos circunstancias que siempre rememoran en tu mente el pasado histórico. Uno no puede dejar de imaginar a aquellos piadosos hortelanos musulmanes aparcando sus labores, y acudiendo con seriedad a la llamada del muecín para la oración de la tarde.
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