
En las estribaciones del Collarada se alza este pequeño pueblo montañés, fundado según la leyenda por el conde de Aragón, Aznar Galindez II, en el año novecientos aproximadamente, durante sus cacerías de jabalíes por el valle, que por lo visto ya abundaban entonces por la zona.
Curioso letrero que anuncia la entrada en el pueblo.
La plaza con la vieja iglesia románica.
El balcón de la plaza de la iglesia sobre el valle. Un sitio encantador.
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