Este es el pueblo de los Pueyo, pues da nombre a nuestro apellido. Durante el primer siglo del anterior milenio, cuando el Reino de Aragón de las montañas pirináicas inicio su expansión hacia las tierras bajas, según archivos genealógicos alguien acompañando las tropas del Rey salió de este privilegiado enclave en pleno corazón del Valle de Tena, y expandió el nombre de su pueblo por Zaragoza, Huesca, Ainsa y Barbastro. Hay noticia documentada un par de siglos despues de un tal Guillem de Pueyo, que pertenecía a la curia (gobierno) de Jaime I el Conquistador, quien prosiguió contribuyendo en la labor de expansión del apellido, sus descendientes y otros siguieron sembrando de "pueyecitos" el resto de Aragón, luego España, América, y ahora por todo el mundo. Mi antepasado más cercano del que tengo noticia procede de la rama de Barbastro; que emigró a Esplús en el siglo XVIII. Hasta aquí casi todo son conjeturas, pues lo cierto es que estamos compuestos de mil leches, o sea, que cada uno saque sus propias conclusiones; aunque lo cierto es que el primero que llevó el apellido Pueyo salió de este pueblo, cuya visita es muy recomendable; a mi me levantó cierta emoción.

El pueblo ha cambiado mucho con el tiempo. Su proximidad a las pistas de esqui de Panticosa lo ha convertido en un centro turístico de primer orden. El embalse de Bubal y la belleza paisajística también contribuye al acrecentamiento del interés de la gente. En tiempos de los antepasados la pobreza y condiciones de vida debían ser brutales y extremas.







El pueblo ha cambiado mucho con el tiempo. Su proximidad a las pistas de esqui de Panticosa lo ha convertido en un centro turístico de primer orden. El embalse de Bubal y la belleza paisajística también contribuye al acrecentamiento del interés de la gente. En tiempos de los antepasados la pobreza y condiciones de vida debían ser brutales y extremas.