jueves, 7 de mayo de 2009

Bubal, el pueblo laico del Valle de Tena en el Pirineo oscense



Como tantos y tantos pueblecitos montañeses abandonados durante la emigración tras la posguerra española y el desarrollismo económico de los sesenta, Bubal, un pequeño núcleo junto a la presa donde se construyó el embalse que lleva su nombre. Gracias a la ilusión de gente anónima y responsable en su compromiso para con el medio ambiente y su respeto a la Naturaleza ha sido posible su rehabilitación y vuelta a una vida que estaba muerta, además de los valores morales cruciales que lo impulsaron, como un estimulante y fresco laicismo y respeto por el medio ambiente.



Iglesia románica del XI perfectamente restaurada por la gente que regresó a Búbal para la reconstrucción después del abandono por causa de las obras el pantano. Reconstruyeron el templo haciendo desaparecer el sectario culto católico, reciclándola como centro de actividades para los grupos de escolares que acuden a este pueblo en temporadas vacacionales de verano para tomar contacto con la vida en plena Naturaleza.




No oculta su vocación republicana



El pueblo rehabilitado en general es propiedad del Gobierno de Aragón, está situado en un enclave espectacular del Valle de Tena: el Circo de la Peña Telera, de singular belleza y muy propicio para actividades deportivas de montaña, y el decidido impulso que anima a sus pobladores y visitantes ocasionales a llevar una existencia armónica con la Naturaleza, además de servir como soporte pedagógico para los más jóvenes, pues se trata de un lugar donde escolares de toda España. Esta es la plaza mayor, rebautizada como la Plaza de la Constitución de 1812; toda una declaración de intenciones.






Precioso puente medieval que salva el barranco en medio del pueblo, y además conserva su belleza primigenia singular esta magnífica obra que ha permitido el paso de la gente durante muchos siglos; recordándonos el paso del tiempo.
















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