lunes, 23 de agosto de 2010

Saludo a nuestra amiga Esther en Oto, su pueblo de la montaña


Nos acercamos hasta el pueblo de Oto, situado a un kilómetro de Broto, para saludar a nuestra amiga Esther, y comprobamos que en su valle perfecto, es absolutamente feliz.


Oto es una villa con enorme sabor medieval. Su torreón de propiedad privada y reconvertido en casa de turismo rural, es altamente recomendable. La iglesia tiene aspectos similares del mozárabe visigótico, probablemente impuesto por los mismos constructores del siglo XI en el vecino Serrablo. La torre del campanario es similar a la de Lárrede, la joya más representativa de la arquitectura serrablesa.


Calles típicas y piedra montañesa por doquier, aunque las calles convenientemente asfaltadas, como en todos los lugares y como no podía ser de otro modo.




Balcón precioso con buenos y potentes negativos de madera de roble.


Esther enseguida mostró su buena disposición a enseñarnos su pueblo.






















El torreón medieval de propiedad privada ha sido rehabilitado, y transformado en vivienda de turismo rural: un buen sitio. Excelente para pasar unas vacaciones evocando aquellos duros tiempos; o bien escribir una linda historia de caballeros, damas y cruzados  ambientada en el siglo XII, cuando reinaba el Batallador.


Me gusta leer la Historia en la piedra, me fío más de su mensaje que de la que suelo leer sobre los papeles o en la wikipedia. Esta escultura en la piedra que encontré...¿no podría tratarse de un indicador medieval de la situación del mingitorio?. Es una posibilidad...


Los viejos lavaderos y abrevaderos de las bestias.


Broto al fondo.


Esperando a Esther, mientras saluda a un amigo.


Rincón típico montañés.






Retablo medieval conservado dentro de la iglesia.



En la entrada de la iglesia se halla esta losa y la inscripción ilegible. Tal vez descanse bajo su peso un pío caballero cruzado matador de moros.


Y mirando el Mondarruego al fondo vemos que se está fragüando una tormenta tan perfecta como el valle de nuestra amiga. Nos despedimos de ella y de Oto, su pueblo.

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