En esta mañana primaveral ante la sugerencia de mi amigo Javier, dueño del bar Tebarray -el café de las partidas de guiñote y partidos del Barça, he decidido hacer una pequeña caminata, y subir hasta el pueblo semiabandonado de Susín, pues se halla habitado por tan sólo una persona, a quien imagino que si algo se sobra, es tranquilidad. Todo mi interés se centraba en tener un poco de contacto con la Naturaleza, y ver la iglesia de estilo visigótico mozárabe, que es una pasada de bonita, como podréis comprobar. Ha merecido la pena todo. Desde Sabiñánigo se llega hasta Lárrede, y después de pasar la estilosa ermita de San Juan de Busa, también visigótica y que es la de la foto, se coge una pista a la derecha, hasta acercarnos a la altura de Olivan.
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