Hace unos meses se ha abierto al público el Museo Diocesano tras sus obras de restauración y acomodo a los nuevos tiempos. Dejando al margen ciertas discrepancias conceptuales sobre el diseño arquitectónico de las reformas, materiales utilizados y demás, puede decirse que ha quedado bastante bien, cuando menos ahora está visitable. Pero importa más el contenido que el continente, y aquél es sin duda desmesuradamente exhuberante, por decirlo de algún modo...¡qué pasada!. Hay en pergamino una bula de Gregorio VII al Obispo de Jaca, García Ramirez, segundo hijo de Ramiro I, señalando los límites territoriales del obispado, legajo que cuando estás frente a la vitrina, pues llega a conmocionarte; unas actas del seudo concilio celebrado Jaca en el siglo XI, que idem de idem; unas pinturas del Renacimiento de influencia flamenca extraordinarias, un dehechado de perfección y colorido; frescos de distintas iglesias en excelente estado de conservación. Dentro del Museo está prohibido hacer fotos, así que las pocas que saqué, las tuve que hacer destrangis. En fin, que merece la pena darse una vuelta por allí.
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