lunes, 8 de marzo de 2010

Con este tipo de fortalezas, además de sus funciones de vigilancia, el fin primordial que se perseguía con su construcción, datada en la segunda parte de siglo X con toda seguridad, fue servir como refugio a los señores feudales propietarios de villorrios y aldeas y sus eclesiásticos de alto rango; para ellos y sus bienes más valiosos, como cabe suponer, pues vivían aterrorizados por la permanente amenaza de las aceifas de Almanzor, las famosas cabalgadas de aquel temido hayib del Califato de los Omeyas, las famosas razzias por territorios infieles en busca de riquezas y esclavos, nada de conquistas y glorias. Cuentan las crónicas que cuando murió el hayib de las Marcas, los trapichaires de carne humana de toda Al-Andalus lamentaban amargamente la pérdida del mejor sumunistrador de esclavos que habían tenido nunca.

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