Allué es un pequeño pueblo a pocos kilómetros de Sabiñánigo en el valle del río Basa, y situado en un collado soleado al abrigo de la montaña. Silencioso y apacible, gastar el tiempo visitando su principal atracción, que no es otra que la original iglesia románica pura, sin ninguno de los elementos visigótico mozárabes que componen las de otros pueblos del valle, se trata de una experiencia saludable y nutritiva: un baño de calma y paz para tus sentidos. Su ubicación en medio de la montaña hace que su microclima sea especialmente benigno, un buen sitio para vivir, en suma.
La sobriedad y austeridad propia del estilo románico puede apreciarse en el ábside.
Cuando se restauró este templo, la Asociación de Amigos del Serrablo organizó una misa por el rito visigótico-mozárabe.
A este pajarillo le vino bien mi visita, pues estaba encerrado y no sabía salir; quedó un rato curioseando, y después voló.
El monte de Santa Orosia al fondo.
El horno medieval perfectamente restaurado y en perfecto estado de funcionamiento; y según me dijeron, la gente del pueblo se junta de vez en cuando para sus buenas parrilladas de carne de cordero.
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